Los gathas (“canción” o “verso” en sanscrito) son versos breves que podemos recitar durante nuestras actividades diarias para que nos ayuden a regresar al instante presente y a sumergirnos en la plena consciencia.
Como ejercicios tanto de meditación como de poesía, los gathas constituyen una parte esencial de la tradición budista zen y su uso se remonta a hace dos mil años. Utilizar un gatha no requiere de un conocimiento o práctica religiosa especial. A algunas personas les gusta memorizar un verso que les encanta y al que sienten que pueden volver una y otra vez. A otras les gusta escribir el verso sin más en un lugar que verán a menudo.
Recitar gathas es una manera de ayudarnos a sumergirnos en el instante presente. Cuando centramos nuestra mente en un gatha, regresamos a nosotros mismos y somos más conscientes de cada acción. Cuando el gatha concluye, continuamos nuestra actividad con una conciencia aumentada.
Al practicar con los gathas, estos y el resto de nuestra vida pasan a ser uno, así que vivimos toda nuestra existencia conscientemente. Esto nos ayuda mucho, y también a los demás. Descubrimos que disfrutamos de más paz, calma y felicidad, que podemos compartir con los demás.
Cuando memorizamos un gatha, éste vendrá a nosotros de forma natural cuando realicemos una actividad relacionada, tanto si se trata de abrir el grifo como de tomar una taza de té. No es necesario aprender todos los versos al mismo tiempo. Puedes retener uno o dos que te llamen la atención y dejar los otros para más adelante. Al cabo de un tiempo te darás cuenta de que los has aprendido todos y de que incluso estás creando algunos de tu propia cosecha.
Componer tus propios gathas, versos que se ajusten a las circunstancias específicas de tu vida, es una manera maravillosa de practicar el mindfulness.
Los gathas (“canción” o “verso” en sanscrito) son versos breves que podemos recitar durante nuestras actividades diarias para que nos ayuden a regresar al instante presente y a sumergirnos en la plena consciencia.
Como ejercicios tanto de meditación como de poesía, los gathas constituyen una parte esencial de la tradición budista zen y su uso se remonta a hace dos mil años. Utilizar un gatha no requiere de un conocimiento o práctica religiosa especial. A algunas personas les gusta memorizar un verso que les encanta y al que sienten que pueden volver una y otra vez. A otras les gusta escribir el verso sin más en un lugar que verán a menudo.
Recitar gathas es una manera de ayudarnos a sumergirnos en el instante presente. Cuando centramos nuestra mente en un gatha, regresamos a nosotros mismos y somos más conscientes de cada acción. Cuando el gatha concluye, continuamos nuestra actividad con una conciencia aumentada.
Al practicar con los gathas, estos y el resto de nuestra vida pasan a ser uno, así que vivimos toda nuestra existencia conscientemente. Esto nos ayuda mucho, y también a los demás. Descubrimos que disfrutamos de más paz, calma y felicidad, que podemos compartir con los demás.
Cuando memorizamos un gatha, éste vendrá a nosotros de forma natural cuando realicemos una actividad relacionada, tanto si se trata de abrir el grifo como de tomar una taza de té. No es necesario aprender todos los versos al mismo tiempo. Puedes retener uno o dos que te llamen la atención y dejar los otros para más adelante. Al cabo de un tiempo te darás cuenta de que los has aprendido todos y de que incluso estás creando algunos de tu propia cosecha.
Componer tus propios gathas, versos que se ajusten a las circunstancias específicas de tu vida, es una manera maravillosa de practicar el mindfulness.
Aquí comparto algunos Gathas de Thich Nhat Hanh para acompañar nuestra rutina diaria.
Despertarse
Al despertarme esta mañana, sonrío.
Veinticuatro nuevas horas me aguardan.
Prometo vivir plenamente cada instante
Y mirar a todos los seres con los ojos de la compasión.
Lavarse los dientes
Al lavarme los dientes y enjuagarme la boca,
Me comprometo a hablar con pureza y ternura.
Cuando mi boca desprende el aroma de las palabras correctas,
Una flor se abre en el jardín de mi corazón.
Tomar el té
Esta taza de té entre mis dos manos:
La plena consciencia perfectamente sostenida.
Mi mente y mi cuerpo habitan
En el aquí y el ahora.
Inspiro, espiro
Inspiro, espiro
Calmo, relajo
Sonrío, suelto.
Momento presente
Momento maravilloso
La isla interior
Cuando inspiro regreso a mi isla
interior, a mi hogar.
Bellos árboles hay en mi isla interior,
Fuentes de agua clara,
Pájaros felices y sol, aire puro.
Cuando espiro estoy bien.
Yo disfruto regresando a mi isla.
Encender la luz
El olvido es la oscuridad
La plena consciencia es la luz.
Invito a la consciencia
A brillar sobre toda vida
Fuente: Thich Nhat Hanh (2012), La paz está en tu interior. Prácticas diarias de Mindfulness, Barcelona, editorial Oniro.