La Consciencia Plena
Vamos por el mundo viviendo una vida de estrés y ansiedad, una vida de locos. Vivimos en modo “hacer” sin saber lo que estamos haciendo. Vamos en piloto automático, en un estado constante de supervivencia que se activa de forma inconsciente para realizar las actividades rutinarias de manera automática. Esto implica que nuestra mente se sienta esclavizada y desee huir de esta rutina, para fijarse en algo muy diferente de lo que realmente estamos experimentando; en esa vida que se escapa mientras hacemos cosas que no nos hacen felices.
Esto genera un vacío existencial, nos falta algo que hay que llenar como sea, echamos en falta esa espontaneidad y esa novedad que tanto enriquece al ser humano y aceptamos bien las rutinas y nos dejamos llevar, pero estamos lejos de encontrar un verdadero equilibrio emocional. El modo de piloto automático nos aleja de aquellas cosas que realmente importan y nos impide ver la belleza de la vida.
El único modo de transformar este sufrimiento y generar bienestar, es cambiar este patrón del modo de distracción de la mente al modo atencional intencionado, es “parar” y volver al modo “ser”, hacerte consciente de las acciones y los pensamientos automáticos que surgen.
El Maestro Vietnamita Thích Nhất Hạnh ha sido uno de los primeros en traer a Occidente las enseñanzas del budismo y de la Plena Conciencia (o mindfulness) desde principios de la década de 1970, y en establecer una comunidad que practica un budismo comprometido y que trata los desafíos de la vida moderna.
La expresión Mindfulness viene de la palabra sánscrita «sati», que hace referencia a dirigir la mente al presente. En castellano, ha sido traducido como atención o consciencia plena, un estado de conciencia que resulta de la total atención al momento presente con una actitud de aceptación de lo que se está experimentando en este mismo instante.
La práctica de la Plena Consciencia (o Mindfulness) nos invita a mantener una atención vigilante al momento presente, sin más intención que vivir cada momento de nuestra vida de forma más libre, plena y apacible, con una relación de cuidado, amor y compasión hacía lo que es.
Permanecer atento a la experiencia del momento presente, es descansar en el instante presente de forma deliberada, de manera ecuánime. Estando abierto a la experiencia sensorial, atenta a ella. Sin emitir juicios ni críticas a lo que está sucediendo o a los pensamientos, sin apegarnos a las sensaciones agradables y sin generar aversión a las sensaciones desagradables. Aceptando la experiencia de manera activa tal cual es, sin pretender que esta experiencia sea distinta de lo que es.
La consciencia o atención plena nos ayuda a reconocer que nuestros pensamientos no son fijos, que van y vienen, son impermanentes. Aparece un pensamiento, tiene una continuidad en el tiempo para terminar extinguiéndose, dejando espacio para el siguiente pensamiento. El conocimiento de la naturaleza impermanente y la claridad de visión nos posibilita el comprender que no son los pensamientos los que deben establecer nuestra reacción ante la vida y nos permite desarrollar una respuesta y actitud más amplia, sabia, sana, liberadora y compasiva, mejorando nuestra relación con nosotros mismos, con aquellos que nos rodean y con el entorno donde vivimos.
El cimiento principal de la práctica de la plena consciencia es llevar nuestra atención a la respiración. A esto se le llama Plena Consciencia de la respiración, o respiración consciente. En nuestra vida diaria, aunque nuestro cuerpo está en un lugar, nuestra mente suele estar en otra parte. Cuerpo y mente están separados, en desarmonía, pero poner atención a nuestra respiración devuelve nuestra mente a nuestro cuerpo. Y de pronto estamos ahí, totalmente presentes en el aquí y ahora.
Detente, deja de hacer, respira y conéctate atenta y tranquilamente con lo que está ocurriendo a tu alrededor y contigo mismos. La vida te da momentos de increíbles y maravillosas experiencias para descubrir, atender, disfrutar y sonreír. No te los pierdas !!!
Respiración consciente
En este Gatha:
“En cualquier momento… puedes volver a esta tranquila fuente de vida…”!
Nuestro querido Maestro Thích Nhất Hạnh nos dice: que en nuestra vida diaria, respiramos, pero olvidamos que estamos respirando. El fundamento de toda práctica de la plena consciencia es llevar nuestra atención a nuestra inspiración y espiración. A esto se le llama plena consciencia de la respiración, o respiración consciente. Es muy simple, pero el efecto puede ser muy grande. En nuestra vida diaria, aunque nuestro cuerpo está en un lugar, nuestra mente está con frecuencia en otro. Poner atención a nuestra inspiración y espiración devuelve nuestra mente a nuestro cuerpo. Y de pronto estamos ahí, totalmente presentes en el aquí y ahora.
La respiración consciente es como beber un vaso de agua fría. Conforme inspiramos, sentimos verdaderamente el aire llenando nuestros pulmones. No necesitamos controlar nuestra respiración. Sentimos la respiración tal como es. Puede ser larga o corta, profunda o superficial. A la luz de nuestra consciencia, la respiración se irá haciendo de forma natural más lenta y más profunda. La respiración consciente es la clave para unir cuerpo y mente y traer la energía de la plena consciencia a cada momento de nuestra vida.
Al margen de nuestro estado anímico (nuestros pensamientos, emociones, y percepciones) nuestra respiración está siempre con nosotros como un fiel amigo. Cuando nos sentimos arrastrados, sumidos en una profunda emoción o atrapados en los pensamientos sobre el pasado o el futuro, podemos volver a nuestra respiración para recoger y anclar nuestra mente.
La práctica de la respiración consciente
Mientras inspiras y espiras, siente el flujo de aire entrando y saliendo de la nariz. Al comienzo puede que tu respiración no sea relajada. Pero después de practicar la respiración consciente durante algún tiempo, sentirás cómo se va haciendo más ligera y natural, más calmada y tranquila. En cualquier momento cuando estés caminando, haciendo jardinería, escribiendo en el teclado, o haciendo cualquier cosa, puedes volver a esta tranquila fuente de vida.
Inspirando, sé que estoy inspirando.
Espirando, sé que estoy espirando.
Después de unas pocas respiraciones, puede que quieras abreviar esto a: ‘dentro, fuera’. Mientras tengas tu atención centrada en la inspiración y la espiración, tu mente dejará de pensar. Ahora tu mente tiene una oportunidad de descansar. En nuestra vida diaria pensamos demasiado. Dar una oportunidad a nuestra mente de dejar de pensar es maravilloso.
Inspirando, sé que estoy inspirando no es un pensamiento. Es sencillamente darse cuenta de que algo está ocurriendo, de que estás inspirando y espirando. Cuando inspiras y llevas tu atención a tu inspiración, traes tu mente de regreso a una reunión con tu cuerpo. Sólo una inspiración puede ayudar a la mente a volver al cuerpo. Cuando la mente y el cuerpo van juntos, puedes habitar verdaderamente el momento presente.
‘Inspirando, sé que estoy inspirando’ es otro modo de decir ‘Inspirando, me siento vivo’. La vida está en ti y a tu alrededor –la vida con todas sus maravillas: el sol, el cielo azul, las hojas del otoño. Es muy importante ir al hogar del momento presente para entrar en contacto con los elementos sanadores, refrescantes, y nutrientes de la vida que hay en tu interior y a tu alrededor. Una ligera sonrisa puede relajar todos los músculos de tu cara.
Inspirando, reconozco el cielo azul.
Espirando, sonrío al cielo azul.
Inspirando, soy consciente de las bellas hojas otoñales.
Espirando, sonrío a las bellas hojas otoñales.
Puedes acortar esto a ‘cielo azul’ al inspirar, y ‘sonreír’ al espirar. Después ‘hojas otoñales’ al inspirar, y ‘sonreír’ al espirar. Cuando practicas la respiración de este modo, te pones en contacto con todas estas maravillas de la vida. La belleza de la vida está nutriéndote. Te liberas de tus miedos y preocupaciones. Te pones en contacto con tu respiración y con tu cuerpo. Tu cuerpo es una maravilla. Tus ojos son una maravilla; con solo abrir los ojos puedes tocar el paraíso de las formas y los colores. Tus oídos son una maravilla. Gracias a tus oídos puedes escuchar toda clase de sonidos: la música, el canto de un pájaro, y el viento soplando a través de los pinos. Cuando pones atención a tu inspiración y espiración regresas al hogar del momento presente, al aquí y ahora, y te pones en contacto con la vida. Si continuaras perdido en el pasado o corriendo hacia el futuro, te perderías todo esto.