Cuentos Zen para reflexionar
El Regalo
‘El regalo’ es una fábula budista que nos ayuda a enfrentarnos a las ofensas desde una perspectiva diferente. Te ayudará a reflexionar acerca del sentimiento de ira que tantas veces nos hace perder la cabeza y gestionarla.
Cuentan que hace mucho, unos discípulos meditaban junto a Buda, cuando unos hombres se acercaron a insultarle. Sin embargo, Buda no hizo nada. Cerró los ojos y aguantó que le insultaran sin moverse. Sus discípulos se enojaron y le dijeron:
– Maestro, ¿por qué dejaste que esos hombres te insultaran sin decir nada?
Buda entonces miró a uno de ellos y preguntó:
– Si yo tengo un caballo y te lo regalo pero no lo aceptas, ¿de quién es el regalo?
El discípulo respondió:
– Si yo no lo acepto, seguiría siendo tuyo…
– Pues lo mismo sucede con las ofensas. Tú decides si aceptas o no ese regalo…
Moraleja: ‘Solo tú decides si aceptas o no las ofensas de otros’
(‘El regalo’ – Fábula budista anónima)
Esta fábula nos ayuda a trabajar:
– La ira. Cómo evitar que se adueñe de nosotros.
– Cómo enfrentarnos a las ofensas e insultos.
– El valor del respeto.
Reflexiones sobre esta fábula de El regalo
La ira es una emoción que nace en nuestro interior. Pero en nuestras manos está hacer que crezca o que se diluya. Cuando esa ira nace por algún insulto o calumnia, la clave está en la actitud que decidamos tener ante esas ofensas.
¿De verdad quieres ese regalo? : La metáfora del regalo es ideal para explicar qué actitud es la que nos evita sufrir ante las ofensas o los insultos. No es fácil, claro… Normalmente nuestro orgullo nos habla con su débil vocecita y nos dice cosas como ‘eh, ¿de verdad vas a dejar que te insulten? ¿Vas a dejar que queden como los vencedores?’ Y ahí está el error, aceptar el regalo de los insultos, que está lleno de ira y rencor.
Nunca vence el que ofende ni el que calumnia: El que ofrece un regalo lleno de odio que nadie acepta, se queda con el odio, aunque aparentemente llegues a pensar que obtuvo una victoria. Ya sabes que dos no discuten si uno no quiere. El que llegó con ganas de discutir, no habrá conseguido su objetivo, y tú sin embargo, te mostrarás intacto.
Las ofensas como falta de respeto: El que no acepta las ofensas, muestra respeto. El que ofende, no. Y esto, la falta de respeto, repercutirá negativamente en esa persona, ya que nadie desea tener a alguien así a su lado.